Compartiendo camino

         

Hoy domingo, hemos partido muy temprano mi compañero Félix y yo dispuestos a realizar una nueva etapa del Camino de Santiago desde Madrid, "Manzanares el Real - Puerto de la Fuenfría - Cercedilla". Pero el horario de los autobuses nos jugó una mala pasada y llegamos al punto de partida excesivamente tarde sobre las 9:20 H.

 

Debido al tardío inicio del autobús, conocimos en la Oficina de Información y Turismo de Manzanares a un joven peregrino que al igual que mi compañero Félix, se disponía a sellar su credencial. Os hablo de Alberto, desde New York al Camino de Madrid, pasando primeramente por Italia y Francia. Fue Alberto quien amablemente se ofreció a hacernos la siguiente foto y tras charlar un ratito con él y comprobar que llevábamos el mismo destino, decidimos compartir el camino y reanudamos la marcha conversando, como es natural, de nuestras experiencias vividas en el Camino.

Un bonito fondo se convertía en la ocasión perfecta para tomar una nueva foto y poder presentar a Alberto, con bastón, junto a Félix.

Nuestro primer objetivo es alcanzar el madrileño municipio de "Mataelpino", enclavado en la Cuenca Alta del manzanares y a pies de La Maliciosa. Con tan bellas vistas, el excelente clima existente en la zona y la ausencia de todo tipo de percances, hemos podido disfrutar

muchísimo más del atractivo recorrido hasta entrar en el primer pueblo de la etapa, donde hemos parado a reponer unas pocas energías en un pequeño parque.

Al encontrarnos junto a la carretera de entrada al municipio, mientras concluíamos nuestro almuerzo, observamos como una joven que portaba una gran mochila, caminaba en la dirección que acto seguido tomaríamos nosotros, no tardamos en identificarla como peregrina y así fue.

Pocos minutos después llegamos a su altura, cruzamos los habituales saludos y preguntas en estos casos y no dudó en sumarse al grupo para compartir el camino.

En esta ocasión os hablo de Irene, joven peregrina Holandesa, que también había decidido emprender el Camino de Santiago desde Madrid. El grupo crecía, de seguir así, ¿Cuántos podíamos ser al llegar a Cercedilla? jajajaja. Lo realmente importante

era que disfrutábamos del camino mientras

nos dirigíamos a nuestro siguiente objetivo, Navacerrada. Abrimos y cerramos puertas que nos permiten entrar y salir de las fincas por las que transitamos, habilitadas para alejar a los peregrinos del peligro que supone caminar al borde de la carretera. La foto derecha no es posada, por lo tanto mis tres compañeros no conocen de su existencia, es lo que tiene ir el último de vez en cuando.

Un alto en el camino para echar un traguito de agua y hacer unas nuevas fotitos mientras descansamos unos minutos. Un puente de piedra, nos permite cruzar un arroyo que lamentablemente acumula una gran cantidad de suciedad y residuos de todo tipo. No estaría de más que algunos técnicos de Medio Ambiente dieran un paseíto por la zona. Ya en "Navacerrada", Félix nos invita a beber un traguito de agua fresca de una fuente. Aceptado tan refrescante ofrecimiento, reanudamos nuestro

camino en busca del alto de "Navacerrada". Aún nos quedaba ascender unos metros por el peor tramo de todo el recorrido aunque sin dificultad que nos impidiera superarlo con éxito.

Estamos ante las ultimas puertas de una finca que tenemos que abrir y cerrar, tras superarlas, sin apenas darnos cuenta, tenemos ante nuestra mirada la bonita imagen de "Cercedilla" al fondo.

Iniciamos el descenso por la carretera antigua, para continuar por una pista de tierra que nos introduce en el mismo corazón del pueblo. Transitamos por sus pequeñas pero bonitas calles hasta llegar a la estación y desde allí iniciamos el ascenso por la carretera de la Dehesa hasta llegar al Alberque Villa Castora, donde descansaran esta noche. Aprovechamos la ocasión para anunciar a los peregrinos que tengáis pensado pernoctar es ente albergue, que

estará cerrado por vacaciones desde el 30 de julio hasta el mes de septiembre.

Irene, Alberto, ha sido un placer compartir con vosotros este tramo del Camino de Santiago y, tanto Félix como yo, os deseamos todo lo mejor para las próximas etapas que os conducirán a través de Segovia, hasta Valladolid a Alberto y hasta Sahagún a Irene. Suerte y Buen Camino.