Muy cerquita de casa, en Leganés, contamos con enormes y equipados parques cuya extensión solapa los términos municipales de los grandes municipios del Sur de la Comunidad de Madrid, Fuenlabrada, Alcorcón, Getafe, Móstoles, Parla y Pinto. Sin duda hablamos de los conocidos parques de Los Frailes, Polvoranca, Bosquesur (Barranco del Cantoechado y Roturas del Culebro), Alhóndiga, etc.
En ellos, además de pasar un estupendo día de picnic, podemos disfrutar de un gratificante paseo entre su vegetación, lagunas y arroyos o de numerosas y variadas actividades deportivas, didácticas, observación y fotografía de aves, incluso de una apacible jornada de lectura a la sombra de un árbol. Bosquesur es aun, un parque joven cuya vegetación no nos ofrece las posibilidades de disfrute y esparcimiento que su vecino Polvoranca o el Soto en Móstoles.
Dada la menor afluencia de público, Bosquesur y en especial el área de Las Roturas del Culebro, ofrece a los aficionados al Btt y/o running una orografía especial para la práctica de sendos deportes. Varios miradores en enclaves elevados asemejan una pequeña cadena montañosa con atractivas subidas y bajadas, que podemos combinar de muy distintas formas en función de la pericia y forma física de cada deportista en cuestión.
Unas vueltecitas por estos parques me permitirán mostrar unas fotitos que reconoceréis perfectamente quienes sois asiduos/as de tan preciados lugares entre grandes núcleos urbanos. Entristece ver como algunos de estas grandes extensiones, tras la inversión inicial y el trabajo que conlleva su creación, parecen quedar abandonados a su suerte, en algunos casos desfavorable para el propio parque y para sus visitantes, pues si dicen que más vale una imagen que mil palabras, la de la imagen anterior muestra la despreocupación y falta de atención de los responsables del cuidado y mantenimiento.
Dejemos por el momento los aspectos negativos y sigamos comentando sobre la importancia de contar a escasos metros de casa, con espacios naturales abiertos al uso y disfrute de ciudadanos, que presenciaron cómo día a día fueron creciendo sus pueblos hasta convertirse en grandes ciudades. Se trata de verdaderos pulmones que ayudan a contrarrestar el impacto ambiental de las grandes urbes y las infraestructuras de comunicación que ellas conllevan.
Al ser calificadas como áreas protegidas, se han convertido en hábitat y por lo tanto, zonas de reproducción de innumerables especies. Conejo, perdiz, codorniz, numerosísimas aves incluidas diversas especies acuáticas y cómo no, de las ya famosas cotorras argentinas que poco a poco van ocupando todos nuestros parques y jardines. Estos grandes parques, que entre otras instalaciones, cuentan con Centros de Educación Ambiental en los que se realizan infinidad de actividades gratuitas dirigidas a pequeños, jóvenes y adultos.
Los CEA son un primer escalón para que los más pequeños de la familia tomen un primer contacto con la naturaleza y educarles en el respeto y conservación de la misma. Muy de moda se pusieron hace ya algunos años los gimnasios al aire libre. Áreas dotadas de una amplia gama de artefactos que permitirán ejercitarse libremente y por supuesto, de forma gratuita, a todas aquellas personas que se acercan a los parques con fines deportivos.
En Parque Polvoranca también existe la posibilidad de participar en cursos de piragüismo y canoa en la mayor de sus tres lagunas (Mari Pascuala), en la que a menudo se realizan competiciones de pesca.
A mí personalmente me encanta acercarme a cualquiera de ellos y disfrutar de todo cuanto me ofrecen. Aunque bien es cierto, que deportivamente, lo hago con mayor frecuencia en otoño e invierno, cuando la mayoría de los caminos y rutas se hacen impracticables al convertirse en verdaderos barrizales por las lluvias.
A quienes ya los conocéis por ser asiduos visitantes, seguramente conozcáis todo cuanto he contado. Quienes no habéis encontrado un hueco o el momento apropiado para hacer vuestra primera visita, os animo a ello y os deseo que os resulte una grata experiencia. No será ésta ni mucho menos la única entrada que haga sobre estos parques, ni las únicas fotos que os muestre de ellos.
Con esta foto tomada, en el mismo árbol en el que paró mi bicicleta a descansar un ratito, jejeje, que por cierto, está en lo más alto de uno de los miradores de Bosquesur (Las Roturas del Culebro), quiero agradeceros vuestra visita a este blog, el interés que habéis mostrado al leer esta y posiblemente otras entradas y deciros que me encantará leer vuestros comentarios. Prometo responder a todos los que escribáis. Un cordial saludo.
En ellos, además de pasar un estupendo día de picnic, podemos disfrutar de un gratificante paseo entre su vegetación, lagunas y arroyos o de numerosas y variadas actividades deportivas, didácticas, observación y fotografía de aves, incluso de una apacible jornada de lectura a la sombra de un árbol. Bosquesur es aun, un parque joven cuya vegetación no nos ofrece las posibilidades de disfrute y esparcimiento que su vecino Polvoranca o el Soto en Móstoles.
Dada la menor afluencia de público, Bosquesur y en especial el área de Las Roturas del Culebro, ofrece a los aficionados al Btt y/o running una orografía especial para la práctica de sendos deportes. Varios miradores en enclaves elevados asemejan una pequeña cadena montañosa con atractivas subidas y bajadas, que podemos combinar de muy distintas formas en función de la pericia y forma física de cada deportista en cuestión.
Unas vueltecitas por estos parques me permitirán mostrar unas fotitos que reconoceréis perfectamente quienes sois asiduos/as de tan preciados lugares entre grandes núcleos urbanos. Entristece ver como algunos de estas grandes extensiones, tras la inversión inicial y el trabajo que conlleva su creación, parecen quedar abandonados a su suerte, en algunos casos desfavorable para el propio parque y para sus visitantes, pues si dicen que más vale una imagen que mil palabras, la de la imagen anterior muestra la despreocupación y falta de atención de los responsables del cuidado y mantenimiento.
Dejemos por el momento los aspectos negativos y sigamos comentando sobre la importancia de contar a escasos metros de casa, con espacios naturales abiertos al uso y disfrute de ciudadanos, que presenciaron cómo día a día fueron creciendo sus pueblos hasta convertirse en grandes ciudades. Se trata de verdaderos pulmones que ayudan a contrarrestar el impacto ambiental de las grandes urbes y las infraestructuras de comunicación que ellas conllevan.
Al ser calificadas como áreas protegidas, se han convertido en hábitat y por lo tanto, zonas de reproducción de innumerables especies. Conejo, perdiz, codorniz, numerosísimas aves incluidas diversas especies acuáticas y cómo no, de las ya famosas cotorras argentinas que poco a poco van ocupando todos nuestros parques y jardines. Estos grandes parques, que entre otras instalaciones, cuentan con Centros de Educación Ambiental en los que se realizan infinidad de actividades gratuitas dirigidas a pequeños, jóvenes y adultos.
Los CEA son un primer escalón para que los más pequeños de la familia tomen un primer contacto con la naturaleza y educarles en el respeto y conservación de la misma. Muy de moda se pusieron hace ya algunos años los gimnasios al aire libre. Áreas dotadas de una amplia gama de artefactos que permitirán ejercitarse libremente y por supuesto, de forma gratuita, a todas aquellas personas que se acercan a los parques con fines deportivos.
En Parque Polvoranca también existe la posibilidad de participar en cursos de piragüismo y canoa en la mayor de sus tres lagunas (Mari Pascuala), en la que a menudo se realizan competiciones de pesca.
A mí personalmente me encanta acercarme a cualquiera de ellos y disfrutar de todo cuanto me ofrecen. Aunque bien es cierto, que deportivamente, lo hago con mayor frecuencia en otoño e invierno, cuando la mayoría de los caminos y rutas se hacen impracticables al convertirse en verdaderos barrizales por las lluvias.
A quienes ya los conocéis por ser asiduos visitantes, seguramente conozcáis todo cuanto he contado. Quienes no habéis encontrado un hueco o el momento apropiado para hacer vuestra primera visita, os animo a ello y os deseo que os resulte una grata experiencia. No será ésta ni mucho menos la única entrada que haga sobre estos parques, ni las únicas fotos que os muestre de ellos.
Con esta foto tomada, en el mismo árbol en el que paró mi bicicleta a descansar un ratito, jejeje, que por cierto, está en lo más alto de uno de los miradores de Bosquesur (Las Roturas del Culebro), quiero agradeceros vuestra visita a este blog, el interés que habéis mostrado al leer esta y posiblemente otras entradas y deciros que me encantará leer vuestros comentarios. Prometo responder a todos los que escribáis. Un cordial saludo.









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